Bajo el cielo despejado del Petco Park y con el ambiente típico de sábado por la noche, Ryan Pepiot se adueñó del montículo. Sereno, casi imperturbable, el abridor de los Rays de Tampa Bay silenció a los bates de los Padres durante seis entradas, guiando una victoria trabajada de 4-1 que extendió a cuatro la racha triunfal de su equipo, la mejor del año.

San Diego apenas encontró respiro cuando, en la sexta, Tyler Wade rompió una sequía ofensiva de 30 innings con un triple al centro. Lo celebraron como si fuera un home run en octubre. Un sencillo de Fernando Tatis Jr. los puso en la pizarra, pero fue apenas un suspiro en medio de una noche dominada por el pitcheo visitante.

Antes, Brandon Lowe había puesto la firma ofensiva más fuerte: un cuadrangular que voló por el jardín derecho y terminó por inclinar la balanza. Jonathan Aranda, Christopher Morel y Junior Caminero también sumaron a la causa con sus bates oportunos.

Del otro lado, Dylan Cease batalló para encontrar la zona. Permitió tres carreras (dos limpias) en apenas cuatro entradas y un tercio, dejando a su bullpen con la tarea cuesta arriba.

La última palabra la tuvo Pete Fairbanks, quien cerró la novena entrada con autoridad para apuntarse su quinto salvamento de la temporada.

Con el pitcheo dominando, el bate oportuno y la defensa precisa, los Rays sellaron en San Diego una noche que reafirma su buen momento. La cuarta victoria consecutiva no solo fortalece su confianza, sino que envía un mensaje claro: Tampa Bay está decidido a pelear cada juego como si fuera octubre.

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