En un sábado lleno de emociones y sonrisas, los Nacionales de Washington recibieron a un debutante muy especial que no necesita batear ni lanzar para convertirse en el favorito de la afición: Bruce, un Golden Retriever de 21 meses, hizo su estreno como recoge bates en el Nationals Park y conquistó a todos los presentes.

Durante el marco de la promoción Pups in the Park, el joven canino acaparó la atención antes del juego entre los Nacionales y los Marlins, luciendo orgulloso un pañuelo que decía “debut en la MLB” y acompañado por su inseparable compañero humano, Josh Snyder. Aunque no participó en el juego oficial, Bruce tuvo su momento estelar cuando recogió un bate que el relevista Zach Brzykcy dejó caer en zona de foul. El recorrido no fue el más ortodoxo, pero sí fue el más aplaudido del día.

Bruce no llegó a Washington de la nada. Tiene experiencia como recoge bates con los Rochester Red Wings, filial Triple-A de los Nacionales, donde se ha ganado el cariño de la afición y se ha convertido en un símbolo de alegría y conexión con la comunidad.

“Es imposible mirar a este perro y no sonreír”, comentó Snyder, quien también trabajó con Milo, el anterior perro recoge bates del equipo que tristemente falleció. Bruce ha seguido los pasos de Milo, no solo en el campo, sino también como embajador de causas nobles, ayudando a recaudar fondos para veteranos y programas solidarios en Rochester.

El debut en Grandes Ligas fue el resultado de una semana cargada de expectativas, impulsada por la viralidad que Bruce ha generado en redes sociales. Y no decepcionó. Caminó por el túnel del estadio, recibió caricias de los jugadores incluido el receptor Riley Adams y se paseó como toda una celebridad.

Bruce volverá a sus funciones en Triple-A, pero su paso por el Nationals Park ya es parte de las historias que hacen grande al béisbol: aquellas que no siempre se cuentan en las estadísticas, pero que se ganan el corazón del público.

Porque en un juego de pelota, a veces el mejor momento lo puede dar un perro con un bate en la boca y la mirada llena de entusiasmo.

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