En uno de esos fines de semana que se graban en la memoria de Boston, los Red Sox consiguieron una barrida épica de tres juegos contra su eterno rival, los Yankees, en el Fenway Park, dejando claro quién manda en esta rivalidad tan intensa.

13 de junio: La serie comenzó con fuerza. Lideraron desde temprano y cerraron el marcador con autoridad. El bullpen picó adelante, selló el triunfo y dio el primer golpe anímico que ya presagiaba algo grande.

14 de junio: Llegó el momento de la épica. En un partido que parecía controlado por los Yankees, Carlos Narváez apareció en la décima entrada con un tremendo walk-off sencillo que desató la locura en las gradas. Fue victoria 2‑1 y segunda estocada certera a los Bombarderos del Bronx  .

15 de junio: Esta jornada fue la confirmación. Brayan Bello, el joven abridor, se fue arriba desde el salto: ponchó an Aaron Judge de forma destacada en la primera entrada . Con ese impulso, la rotación se plantó firme, el bullpen respondió y los Red Sox completaron la barrida con autoridad.

Claves del aplastante fin de semana

Relevo de élite: La actuación de Bello no solo apagó al ídolo rival, sino que encendió el motor para que todo el staff brillara. Momento decisivo de Narváez: Su hit en extra innings despertó al Fenway y volteó el ánimo del energía del equipo, generando confianza para el domingo. Dominio colectivo: De la rotación al bullpen, del bateo a la defensa: Red Sox funcionó como una maquinaria engrasada.

Mirando hacia adelante

Con este sweep, Boston se afianza como uno de los equipos más en forma de la MLB. La moral está por las nubes, el apoyo de la afición se siente vibrar y el impacto en la tabla divisional puede ser decisivo.

Los Yankees llegaron con orgullo, pero salieron humillados en Fenway. Enfrentaron al mejor Boston de la temporada, un equipo con hambre y mentalidad ganadora, y pagaron el precio.

Esta barrida no solo añade victorias al casillero son 3 más en la moral, en el orgullo y en el desequilibrio de una de las rivalidades más intensas del béisbol. Los Red Sox lo saben: si mantienen este fuego, tienen la gasolina para correr por todo el campeonato.

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