En el momento más crítico, Lionel Messi volvió a aparecer con la calma de siempre y la magia intacta. Inter Miami estaba contra las cuerdas ante el Porto, pero bastaron siete minutos, una falta en la frontal y la zurda del argentino para darle la vuelta al partido y dejar a los de Javier Mascherano al borde de la clasificación: 2-1 y festejo total en el vestuario rosa.

El comienzo, sin embargo, no fue ideal. Un penalti convertido por Samu tras una revisión del VAR puso al Porto por delante desde temprano, mientras que Luis Suárez, que tuvo dos chances claras, no lograba romper el cero a favor. Incluso antes del descanso, el Inter Miami estuvo al borde del 0-2, pero una salvada milagrosa de Falcon bajo palos mantuvo con vida al equipo de Florida.

En el complemento todo cambió. El ingreso con otra actitud, mayor ritmo de juego y más precisión permitió a los locales igualar rápidamente gracias a un bombazo de Segovia tras una jugada por derecha. Y cuando el Porto aún no se reponía del golpe, Messi ejecutó un tiro libre que dejó sin opciones a Claudio Ramos. Impecable, letal y clásico. El 2-1 fue definitivo.

La última media hora fue sufrida, con los portugueses presionando hasta el final, incluyendo un cabezazo de Samu que pasó muy cerca del arco. Jordi Alba volvió a sumar minutos tras su lesión y el equipo resistió hasta el pitazo final. MVP del partido, cómo no, fue Leo, quien una vez más mostró por qué su nombre es sinónimo de historia.

Ahora, con solo un empate ante Palmeiras, Inter Miami se asegurará su pase a los octavos. Pero con Messi encendido, soñar con algo más grande no parece tan descabellado.

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