Los Oklahoma City Thunder se proclamaron campeones de la NBA por primera vez desde que abandonaron Seattle en 2008, tras imponerse a los Indiana Pacers en un dramático Juego 7 (final: 105-96). La noche, sin embargo, también estuvo marcada por una tragedia deportiva: Tyrese Haliburton, la estrella de los Pacers, se rompió el tendón de Aquiles a los pocos minutos de iniciar el partido, dejando a Indiana sin su faro ofensivo y emocional.

Con el MVP de la temporada y ahora también de las Finales, Shai Gilgeous-Alexander, al mando, OKC dominó la segunda mitad y selló su campeonato en casa. SGA se convirtió en el primer jugador en 25 años que gana el MVP de la temporada, de las Finales y lidera la liga en puntos. Solo Shaquille O’Neal (2000) había logrado semejante hazaña.

Gilgeous-Alexander finalizó con 29 puntos y 12 asistencias, bien secundado por Jalen Williams, parte de una dupla histórica: 377 puntos combinados, la segunda mejor marca en unas Finales, solo superada por LeBron James y Kyrie Irving en 2016. El canadiense se echó al equipo al hombro después de una primera mitad tímida de los titulares del Thunder, quienes reaccionaron con fuerza en el tercer cuarto y desataron una tormenta ofensiva que Indiana no pudo contener.

A pesar de la baja de Haliburton, los Pacers pelearon con coraje. Bennedict Mathurin fue su motor en la segunda mitad y T.J. McConnell dio un paso al frente como armador improvisado. Pero el desgaste fue demasiado. Oklahoma ajustó su defensa en el cierre y terminó enfriando cualquier intento de remontada.

Con esta victoria, los Thunder se convierten en el equipo campeón más joven en casi medio siglo, y se abre una nueva era en la NBA con una posible dinastía en construcción. ¿El futuro? Está en el corazón del país y viste de azul.

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