En un partido más cercano a la lucha libre que al fútbol, Palmeiras logró meterse en los cuartos de final del Mundial de Clubes tras vencer 1-0 a Botafogo con un gol de Paulinho en el minuto 100. Sí, minuto 100. En medio de una batalla física descontrolada, el ‘Verdão’ cobró revancha de su verdugo en el último Brasileirao y avanzó en uno de los clásicos más intensos y ríspidos del fútbol brasileño actual.
Desde el arranque, la consigna de ambos equipos fue clara: el que pestañea, pierde… y también el que no golpea. El francés François Letexier, considerado el mejor árbitro del mundo, fue designado especialmente por la FIFA para este duelo y su presencia fue casi providencial. Barboza, central de Botafogo, vio amarilla a los tres minutos por una entrada brutal a Ríos, que dejó claro el tono del encuentro.
Hubo más patadas que pases. Más simulaciones que jugadas. Y más reclamos que fútbol. Entre choques, interrupciones y entradas borderline, talentos como Estevão el joven ‘Messinho’ que en breve se marcha al Chelsea o Vitor Roque apenas pudieron lucir. Palmeiras, sin embargo, mostró algo más de intención cuando Richard Ríos rozó el travesaño justo antes del descanso.
Ya en la segunda mitad, y con el cansancio haciendo mella en las piernas y en el criterio, Palmeiras empujó con algo más de fútbol. Mauricio y Roque generaron ocasiones, mientras Botafogo se refugiaba en las manos milagrosas de John Victor, que fue figura con atajadas clave y hasta se llevó el MVP.
Pero todo se decidió en la prórroga, cuando el reloj marcaba los tres dígitos. Paulinho, quien había entrado desde el banquillo con gasolina justa, recibió cerca del área, encaró, recortó hacia adentro y colocó con zurda al segundo palo. Golazo. De los que valen historia. De los que castigan con justicia a quien juega a no jugar.
Botafogo tuvo el empate en varios centros, remates y hasta un intento heroico que Bruno Fuchs salvó con la cara sobre la línea. Pero el daño ya estaba hecho. Palmeiras se metió entre los ocho mejores y dejó claro que, aunque no brille, tiene el carácter y la pegada para sobrevivir a cualquier guerra





