En lo que va de 2025, 16 pitchers de MLB ya pasaron por cirugía Tommy John. Y si sumamos a quienes se han sometido al procedimiento de “internal brace”, el número es aún más preocupante.
¿No se suponía que limitar entradas y contar pitcheos nos iba a salvar de esta epidemia?
Al parecer, no.
Desde que los Nationals protegieron a Stephen Strasburg en 2012 y los Mets forzaron a Matt Harvey en 2015, MLB entró en su “era de protección”. Pero en vez de reducir las lesiones, éstas se han disparado.
¿La culpa? El radar y el dinero
El problema no es solo el conteo de lanzamientos. Hoy, los pitchers tiran más fuerte y con más efecto que nunca, porque así se paga. La media de velocidad de recta ronda las 98 mph, y todos quieren alcanzar ese número.
Pero hay entrenadores que proponen otra fórmula: lanzar más, pero mejor.
El nuevo enfoque: más volumen, más variabilidad
Randy Sullivan, de Florida Baseball Armory, lo resume así:
“No tenemos que conservar balas, podemos construir más. Hay que condicionar el codo, no solo protegerlo”.
Y Alan Jaeger, gurú del long toss, dice que lanzar 100 pitcheos cada 5 días sin lanzar lo suficiente entre salidas es un error. Aboga por más volumen, más lanzamientos entre juegos y más actividad en el offseason.
Incluso propone algo simple pero olvidado: tirar una pelota de fútbol americano, lanzar desde distintas posturas, como hacíamos en la infancia. “Eso distribuye el estrés del brazo”, explica.
Los Giants, primeros en intentarlo
La organización de San Francisco, ahora bajo la dirección de Buster Posey y Randy Winn, decidió apostar por dejar que sus prospectos lancen más entradas en Ligas Menores. En Triple-A, sus pitchers son los que más innings han lanzado. En Doble-A, tienen a dos de los cinco líderes.
No es un plan revolucionario, dicen, sino lógico: si los abridores aguantan más, el bullpen trabaja menos, y el equipo rinde mejor. Además, se da una oportunidad real a esos pitchers de tener carreras largas en MLB.
¿Y ahora qué?
Nadie tiene la solución mágica. Pero lo que está claro es que lo que se está haciendo no está funcionando. La epidemia de lesiones en los brazos de los pitchers sigue viva.
¿Y si la respuesta no está en lanzar menos, sino en hacerlo mejor… y más?





