En plena Summer League de Las Vegas, donde las luces nunca se apagan y los rumores siempre vuelan, Adam Silver apareció para dar una noticia que, sin decirlo directamente, fue un “no por ahora” a la esperada expansión de la NBA.
La liga lleva años coqueteando con la idea de sumar dos franquicias más a sus actuales 30 equipos. Los favoritos, sin sorpresa: Seattle —con el recuerdo vivo de los SuperSonics— y Las Vegas, ciudad que ha abrazado el deporte como pocas en la última década. Pero esta semana, Silver lo dejó claro: hay interés, pero no hay prisa.
“Estamos en la fase de análisis”, dijo el comisionado. Traducción: apenas están viendo qué tan viable es el asunto, tanto a nivel económico como estratégico. No hay fechas, no hay plazos y, por ahora, ni siquiera certezas.
El problema principal es el dinero. Aunque sumar equipos trae un ingreso inmediato (las nuevas franquicias tienen que pagar por su lugar), también implica repartir las ganancias entre más manos. Hoy hay 30 rebanadas del pastel, mañana podrían ser 32… y eso no entusiasma a todos los dueños, sobre todo cuando acaban de cerrar contratos televisivos multimillonarios (76 mil millones por 11 años).
Además, hay otro punto clave: el valor de las franquicias está en las nubes. Los Celtics se tasaron en 6.100 millones y los Lakers podrían superar los 10.000. Nadie sabe cuánto deberían pagar los nuevos equipos, ni siquiera Silver: “Es difícil proyectar el futuro con estas cifras tan cambiantes”, confesó.
Otro tema que frena todo es la incertidumbre de los derechos de televisión locales. En medio de un cambio de modelo, con canales tradicionales en crisis y nuevas plataformas tomando terreno, nadie quiere meter a una nueva ciudad sin saber cómo transmitir sus partidos.
Por si fuera poco, también se habló de la posible liga europea de la NBA. Pero de eso… aún menos detalles. Sería una liga independiente, sin reemplazar a Euroliga, y sí: también sin plazos ni acuerdos firmados.
En resumen: la expansión va, pero lento. Muy lento. Seattle y Las Vegas tendrán que seguir esperando. Los fans de los SuperSonics pueden seguir soñando… pero con paciencia.





