Justo cuando empezaba a ganarse un sitio en el bullpen de los Mets, Max Kranick vuelve a enfrentarse al fantasma que ningún lanzador quiere ver de cerca: la cirugía Tommy John. Será la segunda vez que el derecho de 27 años pase por el quirófano para reparar su codo, según reportes de Laura Albanese (Newsday).

Una noticia que golpea con fuerza a una organización que, entre altibajos y cambios, había encontrado en Kranick un brazo discreto pero confiable. En 37 entradas durante esta temporada 2025, dejó una efectividad de 3.65, pero lo más destacado fue su control: solo 3.4% de boletos permitidos, la quinta mejor marca entre 347 lanzadores con al menos 30 innings este año. Nada mal para un pitcher que venía de rehacerse desde ligas menores.

Su capacidad para evitar bases por bolas compensaba una tasa de ponches del 16.9%, más baja de lo ideal, pero su eficiencia y temple en el montículo lo convirtieron en una pieza útil. Sin embargo, la lesión detiene en seco esa evolución.

¿Y ahora qué?

El diagnóstico llega en el peor momento: con la temporada 2026 prácticamente perdida, los Mets tendrán que decidir si le ofrecen un nuevo contrato en arbitraje. Retenerlo implicaría usar un espacio del roster de 40 durante toda la offseason, un lujo que pocas franquicias están dispuestas a darse con un jugador que estará en rehabilitación.

Mientras tanto, el plan inmediato es colocar a Kranick en la lista de lesionados de 60 días, movimiento que permitiría liberar un espacio cuando sea necesario y garantizarle el tiempo de servicio y salario por lo que queda de 2025. Si los Mets lo mantienen en el roster hasta el invierno, podrán repetir el mismo movimiento cuando arranque el Spring Training 2026.

La resiliencia como sello

Desde que fue reclamado por los Mets en enero de 2024, Max Kranick ha vivido una montaña rusa. Pasó toda la temporada pasada en las menores y logró ganarse una oportunidad en 2025. No es una superestrella, pero representa a ese tipo de peloteros que pelean cada día por mantenerse en el máximo nivel.

Este nuevo obstáculo pone a prueba, una vez más, su resiliencia. El béisbol le ha dado otra curva… ahora queda ver si puede volver a enderezarla.

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