Después de meses de frustración y un inicio de temporada para el olvido, Justin Verlander por fin sonrió en la lomita. El veterano de mil batallas se apuntó su primer triunfo del año y el primero con la camiseta de los Gigantes de San Francisco, tras lanzar cinco sólidas entradas sin permitir carreras y concediendo solo un hit ante los poderosos Braves de Atlanta.
Sí, costó. Pero llegó.
Verlander (1-8) había acumulado 16 aperturas sin victoria y no ganaba desde el 28 de septiembre de 2024, cuando aún vestía la franela de los Astros. Esta vez, con cinco boletos y tres ponches en 98 lanzamientos, hizo lo suficiente para dejar atrás una primera mitad de año plagada de dudas y dolores.
“No siempre valoras las victorias cuando todo sale fácil. Hoy fue diferente. Significa mucho para mí”, dijo Verlander tras el partido. Su esfuerzo fue premiado por sus compañeros con una botella de vino, una muestra de cariño y respeto para quien, pese a los números, nunca dejó de competir.
La ofensiva también se encargó de celebrar a lo grande: Rafael Devers comandó el ataque con dos homeruns, y los Gigantes se impusieron 9-3 para quedarse con la serie ante Atlanta.
Fue, además, la primera serie que gana San Francisco desde la que disputó contra los Phillies a inicios de julio. ¿Será este el punto de quiebre para un equipo que busca reencontrarse?
Por lo pronto, Verlander ya tiene algo que celebrar. Y no, no es solo una botella de vino. Es la esperanza de que, incluso a los 41 años, todavía se puede empezar de nuevo.





