La familia Pohlad decidió no vender a los Minnesota Twins tras meses explorando opciones de inversión y cambios de control. El anuncio llega después de un “fire sale” que vació buena parte del roster salieron figuras y hasta Carlos Correa y dejó a la franquicia en plena reconstrucción.
“Evaluamos un rango amplio de alternativas pensando en el futuro a largo plazo del club. Tras un proceso detallado, nuestra familia seguirá como propietaria principal”, dijo Joe Pohlad, Executive Chair de la organización. Como parte del nuevo plan, sumarán dos grupos significativos de socios minoritarios para capitalizar el proyecto sin ceder el control.
El cambio ocurre en una temporada áspera: asistencias rumbo a un mínimo histórico en Target Field y una plantilla reconfigurada tras más de una decena de canjes que movieron cerca del 40% del equipo. La idea ahora es estabilizar el ciclo deportivo y financiero con nuevos capitales, pero con el timón quedándose en casa.
Los Pohlad han tenido a los Twins por más de cuatro décadas, periodo que incluye las Series Mundiales de 1987 y 1991. El contexto local tampoco es menor: Minneapolis viene de otro culebrón de compraventa con Lynx/Timberwolves, donde Glen Taylor intentó frenar la entrada de Marc Lore y Alex Rodríguez antes de que el arbitraje les diera la razón y completaran la toma de control este año.
En frío: los Pohlad prendieron la licuadora, vaciaron talento, espantaron a la afición y ahora “descubren” que siempre sí se quedan. Es la peor combinación: control familiar sin plan deportivo visible, parches de socios minoritarios en lugar de liderazgo, y un club que hoy vende ilusión mientras paga la factura de un “fire sale” que ellos mismos orquestaron . Si no llegan transparencia, inversión real en roster y una dirección de alto rendimiento con poder para decidir, esto no es proyecto: es administración de decadencia





