En Wrigley Field, los Cubs mordieron primero y no soltaron la ventaja: triunfo 6–4 sobre los Brewers en el arranque de la doble cartelera. Fue un juego de contrastes: la chispa tempranera de Chicago, la reacción feroz de Milwaukee y, al final, el batazo que sentenció la balanza.
El golpe inicial.
Chicago no esperó: Caissie prendió la mecha con un hit de dos carreras en el 1.º, y Castro sacudió la grada en la 3.ª con un cuadrangular que puso todo de cabeza para los visitantes. Con eso, los Cubs ya tenían terreno ganado.
La reacción cervecera.
Milwaukee, fiel a su ADN, no se rindió. Yelich devolvió vida con un bombazo y Frelick, junto a Turang, apretaron el marcador hasta ponerlo 5–4 en la 6.ª. La presión era total y parecía que el guion cambiaba.
Pero cuando más ardía el juego, Caissie volvió a aparecer: un tablazo profundo en la 6.ª devolvió oxígeno a los Cubs y congeló cualquier intento de cambiar el juego. El bullpen local cerró sin parpadear y Chicago se quedó con una victoria de carácter.





