Petco Park, los Padres se comieron a los Giants: 8–1 y una paliza con autoridad donde cada golpe llegó en el momento justo. Los locales no sólo ganaron; humillaron. 

El partido arrancó con una jugada que levantó al público: Fernando Tatis Jr. se lució en la 1.ª con una atrapada espectacular que cortó una amenaza rival y encendió a la grada. Fue el primer aviso de que esa noche San Diego no iba a regalar nada. 

La ofensiva local fue una lluvia constante. Ryan O’Hearn abrió el marcador con un sencillo productor en el primer inning y más tarde volvió a aparecer con poder para remachar la noche; su bate fue una máquina de daño. Gavin Sheets fue la navaja: sacó la bola dos veces y aclaró que los Giants no iban a encontrar respuesta a la velocidad del madero. 

No faltó la estrella: Manny Machado también sacudió la pelota y puso su sello con un cuadrangular que terminó de enterrar cualquier esperanza visitante. Cuando todos los nombres clave pegan, el resultado se vuelve inevitable. 

Por si hacía falta, Tatis volvió a aparecer en el momento justo: un sencillo productor en la octava para ajustar cifras y dejar la losa encima de San Francisco. El carácter lo definió todo en este equipo. 

Los Giants intentaron contestar Casey Schmitt pegó un homerun solitario que maquilló el resultado, pero fue un fueguito que no alcanzó a prender, la noche fue de San Diego de principio a fin. 

Desde el montículo los locales controlaron cuando tocó; el bullpen cerró sin sorpresas y David Morgan aseguró la entrada final para no dar lugar a mitos ni milagros. Resultado limpio.

MAS CONTENIDO