Chapman estaba en la lista de los que “ya no tenían nada”, y hoy es el amo absoluto de Fenway. A sus 37 años, el cubano lanza como hace una década: 1.06 de ERA, 0.69 de WHIP y promedio de bateo rival de .121. Nadie le ha podido conectar hit a los últimos 38 bateadores que enfrentó.
Su recta sigue explotando, su slider muerde con precisión quirúrgica y los bateadores parecen perdidos ante él. De las dudas sobre su futuro a convertirse en el cerrador indiscutible de Boston, Chapman ha escrito una de las historias más impactantes de la temporada. El “Cuban Missile” está de regreso, sólido, dominante y recordándole a la MLB por qué alguna vez fue el más temido.





