En el Oracle Park, los San Francisco Giants marcaron territorio y dejaron a los Cubs sin respuesta: triunfo 4–3 en una noche que tuvo de todo: pelotas al cielo, jugadas de alarma y ese “hit de oro” que dibuja leyendas.
Juego de poder y lapsos frenéticos.
La batalla comenzó fuerte: Ian Happ impulsó la primera del día con un hire en la primero pero Willy Adames no se quedó atrás despachó un homerun de dos carreras que infló la ventaja para Chicago (1-2), pero Dansby Swanson no se quedó atrás y conectó su propio HR solitario para igualar el marcador (2-2).
Michael Busch amplió la ventaja en la 6.º con un cañonazo que cambió el guion y puso a los cubs ventaja.
Defensa que traba y corazón que responde.
El juego se tensó con expulsión incluida pero al llegar al noveno inning, cuando menos lo esperaban, saltó el héroe inesperado: Jung Hoo Lee sacudió un hit de oro al hueco del jardín izquierdo, definitorio y explosivo, para sellar el 4-3 que sacudió el estadio y enterró la esperanza de los Cubs.
Giants 4 — Cubs 3. Juego cerrado, duelo de titanes y ese golpe final que define series. San Francisco volvió a mostrar que en momentos clave, el factor local no se discute.





