En Wrigley Field hubo pólvora de sobra y nombres que marcaron la noche. Atlanta y Chicago se fueron a los extrainnings tras un 6-6 vibrante, donde cada bateador tuvo su instante de protagonismo.
Atlanta pegó primero y fuerte.
Ozzie Albies abrió la fiesta con un imparable productor. Luego apareció Michael Harris II, el gran villano para Chicago: conectó un par de sencillos que trajeron cuatro carreras en total, cargándose el lineup al hombro. Antes, Nacho Álvarez Jr. se sumó con un doble clave para alargar la ventaja.
Chicago resistió con su gente.
El veterano Ian Happ encendió a Wrigley con un HR solitario. Más tarde, Matt Shaw respondió con un doblete productor, y Dansby Swanson, con la sangre fría que lo caracteriza, mandó un sencillo de dos rayitas para acercar a los Cubs.
La tensión subió más en el séptimo: Pete Crow-Armstrong se tiró de cabeza en el jardín central para robar extra bases y mantener vivo al equipo. Y cuando parecía que Atlanta ya lo tenía en la bolsa, apareció la chispa de la noche: Carson Kelly, con un cuadrangular demoledor, empató el juego 6-6 y desató locura en las gradas.
Harris volvió a ser el diferencial con su producción ofensiva, Albies mostró temple en los turnos apretados, y la ofensiva de Chicago encontró cómo rematar una batalla donde los de Atlanta habían peleado hasta la última bola esto a cargo de Carson Kelly que fue el encargado de terminar el partido.





