La noche en Fenway Park arrancó con un batazo que marcó el tono del partido. Apenas en la primera entrada, Aaron Judge volvió a demostrar por qué es el terror de las lomitas: un cuadrangular solitario por el jardín central, su número 47 de la campaña, que apagó los ánimos locales y adelantó a los Yankees 1-0.

Boston nunca encontró ritmo ofensivo y lo pagó caro. En el tercer inning, Cody Bellinger remolcó a Judge con un sencillo oportuno para el 2-0, confirmando que Nueva York estaba listo para atacar temprano y con contundencia.

El momento clave llegó en la séptima. Con el juego todavía abierto, un error del segunda base Hamilton abrió la puerta al desastre: José Caballero aprovechó para anotar y los Yankees sumaron dos carreras más. De golpe, el marcador se estiró a 4-0, con Fenway en silencio y los Red Sox sin reacción.

La única chispa bostoniana llegó tarde, en la octava entrada, cuando Nate Eaton disparó un jonrón solitario que apenas maquilló la derrota. Fuera de eso, la ofensiva local se quedó corta, incapaz de generar rallys o de poner verdadera presión a un pitcheo neoyorquino que lució sólido de principio a fin.

Nueva York selló así un triunfo trabajado, sostenido por el poder de Judge, la oportunidad de Bellinger y la frialdad para castigar los errores rivales.

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