Blake Snell, abridor de los Dodgers, fue pieza clave para blanquear a los Phillies esta noche.
El Dodger Stadium vivió una noche distinta: Sergio “Checo” Pérez fue el encargado de lanzar la primera bola en el tercer juego de la serie entre Dodgers y Phillies, un duelo donde los angelinos estaban obligados a ganar para evitar la barrida.
La ofensiva local respondió desde temprano. En la segunda entrada, Freddie Freeman conectó su cuadrangular número 21 de la temporada por todo el jardín central para abrir la pizarra. Poco después, Ben Rortvedt disparó un sencillo al jardín de Harrison Bader que permitió la carrera de Miguel Rojas y amplió la ventaja a 2-0.
El ataque continuó en la cuarta entrada: Enrique Hernández conectó un imparable al jardín central con el que Andy Pages llegó al plato para poner la tercera rayita y dar mayor tranquilidad a los de Dave Roberts. Sin embargo, la lección de los dos primeros juegos era clara: ante los campeones del Este, nada estaba asegurado.
Desde la lomita, Blake Snell estuvo intratable. El abridor trabajó poco más de siete entradas, en las que solo permitió dos imparables y dos bases por bolas. Su dominio fue tal que ponchó a 12 bateadores, convirtiéndose en pieza clave para silenciar a la ofensiva de Philadelphia.
Ya en el octavo inning, Shohei Ohtani encendió a la afición con su cuadrangular número 51 de la campaña, reafirmando su histórica temporada y poniendo el 4-0 en la pizarra. Para sentenciar la victoria, Teoscar Hernández impulsó la quinta carrera con un elevado de sacrificio.
El marcador final fue 5-0 a favor de los Dodgers, un triunfo que les permitió evitar la barrida y mantener dos juegos de ventaja sobre los Padres en la División Oeste. Con el ánimo renovado y el apoyo de su gente, los angelinos mantienen la calma en esta recta final de la temporada regular.
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