En el Rogers Centre, los Toronto Blue Jays firmaron una noche de resiliencia pura al vencer 4–3 a los Seattle Mariners, remontando un juego que parecía escaparse. Seattle golpeó primero, aprovechando cada momento para tomar el control temprano: Josh Naylor abrió el marcador con un sencillo impulsor, y Julio Rodríguez amplió la ventaja con un cuadrangular que silenció al público local.
Pero Toronto no se desmoronó. El equipo de John Schneider ajustó el enfoque desde el dugout, apostando por la paciencia en el plato y el contacto oportuno. Los Azulejos fueron desgastando a la rotación visitante, esperando el momento para contraatacar. Y ese momento llegó con nombre y apellido: George Springer.
Con el juego apretado y las bases comprometidas, Springer cazó un lanzamiento alto y lo mandó directo a las gradas del jardín izquierdo. Su jonrón de tres carreras no solo dio la vuelta al marcador, sino que encendió de nuevo al Rogers Centre. La remontada estaba completa, y el rugido del estadio fue puro desahogo tras una noche tensa.
Desde ahí, el bullpen se encargó de preservar la ventaja. Jordan Romano cerró con autoridad, retirando los últimos outs ante un Seattle que nunca encontró respuesta. Los Mariners lucharon, pero Toronto supo golpear cuando más dolía.
Con esta victoria, los Blue Jays no solo cortaron su mala racha, sino que recuperaron algo más valioso: el carácter. Springer lideró desde la experiencia, y el equipo demostró que, aunque los golpes lleguen temprano, siempre hay tiempo para darle vuelta al destino.





