En un Rogers Centre repleto, los Dodgers firmaron una noche de autoridad para ponerse al frente en la Serie Mundial. Con una joya desde la lomita de Yoshinobu Yamamoto y el bate caliente de Will Smith, Los Ángeles venció 5-1 a los Blue Jays, arrebatando el factor casa.

El arranque fue increíble. En el primer inning, Freddie Freeman conectó un doble y Smith lo llevó al plato con un sencillo al centro, abriendo la puerta a una ventaja que nunca perderían. Toronto respondió rápido con un elevado de sacrificio de Alejandro Kirk, pero el empate fue un espejismo. Desde ese momento, Yamamoto se adueñó del juego.

El japonés estuvo intratable: nueve entradas, cuatro hits, una carrera y ocho ponches. Cada lanzamiento fue precisión pura, cada entrada un golpe de confianza para un equipo que huele la gloria. Kevin Gausman, en cambio, resistió seis episodios sólidos, pero en el séptimo se topó con la tormenta: jonrón de Will Smith y otro de Max Muncy en turnos consecutivos para poner el 3-1.

En la octava, la serie pareció romperse. Con corredores en base, un wild pitch de Jeff Hoffman permitió que anotara Andy Pages, y Ohtani cruzó el plato instantes después para el 5-1 definitivo.

Ni Springer, ni Guerrero, ni Kirk pudieron descifrar al fenómeno japonés, que cerró el partido con tres ponches consecutivos, dejando al Rogers Centre en silencio y a los Dodgers celebrando su triunfo número 11 de la postemporada.

Yamamoto no solo ganó un juego: la Serie Mundial no va a ser fácil .

Los Dodgers, con su rotación en ritmo y su ofensiva encendida, se van de Toronto con la serie empatada.

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