Si hay un equipo que ha convertido al Liverpool en su víctima favorita, no está vestido de azul ni de blanco. Está vestido de rojo y azul, y responde al nombre de Crystal Palace. Sí, ese mismo club que por años fue sinónimo de modestia, hoy es la pesadilla recurrente del gigante de Anfield.

Porque lo que empezó como una sorpresa se volvió costumbre.

Primero fue el Community Shield, donde el Palace arrebató el primer título de la temporada. Después, en la Premier League, repitieron la dosis con autoridad. Y ahora, como si se tratara de un guion cruelmente escrito, lo volvieron a hacer en la Copa de la Liga: otra victoria, otra eliminación.

Tres enfrentamientos, tres victorias. Distintos escenarios, misma historia.

El Liverpool de Arne Slot no encuentra cómo descifrar el orden, la intensidad y la fe de un equipo que juega como si cada pelota definiera su historia.

Lo que impresiona del Palace no es solo el resultado: es el descaro. Es mirar al campeón de Inglaterra sin complejos. Es pararse en Anfield y dominar con la calma de quien ya sabe cómo se hace.

El Crystal Palace no solo venció al Liverpool. Lo desarmó táctica y mentalmente. Le quitó títulos, certezas y orgullo.

Hoy, más que un rival, es su sombra.

Así que sí, pónganse de pie ante el Crystal Palace.

Porque en un fútbol que aplaude a los grandes, este equipo se ganó el derecho a ser temido.

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