La Selección Mexicana vive semanas de calma tensa rumbo al Mundial 2026… y Oswaldo Sánchez decidió encender la mecha. En plena discusión sobre la posible naturalización de Álvaro Fidalgo, el exportero del Tri lanzó un mensaje que abrió un nuevo frente: “No lo necesitamos”.

El mediocampista del América está a meses de cumplir los cinco años en México que lo harían elegible para el proceso de naturalización. Su calidad no está en duda, pero su llegada al Tri sí ha dividido al entorno futbolístico.

Y ahí apareció Oswaldo, sin rodeos, sin diplomacia y sin intención de bajarle el volumen.

Con los mexicanos que hay en esa posición nos puede alcanzar”, sentenció el exarquero.

Para él, el mediocampo no necesita refuerzos externos: Edson Álvarez, Charly Rodríguez y Luis Chávez cuando vuelva a estar sano ya ofrecen lo que el Tri requiere. En otras palabras: que la camiseta siga siendo para mexicanos.

La postura no sorprende, pero sí incomoda. Porque el discurso de Oswaldo contrasta con una realidad evidente: México sigue estancado en rendimiento, resultados y jerarquía. ¿Hace daño sumar talento? ¿O es una cuestión de identidad?

Carlos Salcido, más prudente, pidió que el juicio se haga “en Selección”, no en redes ni en conferencias. Joel “El Tiburón” Sánchez exigió dejar de envenenar el ambiente previo al Mundial. Pero la frase de Oswaldo ya había dejado cicatriz.

El mensaje, en el fondo, apunta a una vieja fractura:

¿Debe México abrirle la puerta a naturalizados cuando su nivel supera al de los nacionales? ¿O cerrar filas y apostar por los de casa aunque el techo sea más bajo?

Fidalgo aún no es elegible, pero la discusión ya se salió del vestidor. El español trabaja, el América empuja y la Selección observa.

De aquí a marzo de 2026, la pregunta seguirá flotando en el aire:

¿México no necesita a Fidalgo… o Fidalgo es justo lo que México se niega a aceptar que sí necesita?

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