La guerra entre Kylian Mbappé y el Paris Saint-Germain ya no es deportiva, ni contractual. Ahora es judicial… y millonaria. El delantero del Real Madrid exige 260 millones de euros al club que lo formó como estrella global, y el PSG ha respondido con una contrademanda incluso mayor: 440 millones. La relación que ya venía rota termina de explotar frente a un tribunal laboral de París, que analiza una de las disputas más costosas en la historia del fútbol moderno.
La versión Mbappé: despido encubierto, acoso y un contrato “disfrazado”
Según la defensa del francés, el PSG le debe mucho más que bonos pendientes. Mbappé sostiene que su contrato “de duración determinada” el que firmó en 2022 debería reclasificarse como contrato permanente, lo que activaría una compensación completa por despido improcedente.
De ahí salen los 260 millones: salarios no pagados, primas, derechos laborales y daños.
El entorno del jugador también acusa “acoso moral” y una marginación deliberada en 2023, cuando Mbappé informó al club que no activaría la extensión opcional. Fue excluido de la gira de pretemporada y apartado a entrenar con el grupo de descartes —una práctica conocida en Francia como lofting.
Su equipo jurídico insiste:
“Kylian Mbappé no está pidiendo nada más allá de lo que la ley prevé. Solo exige que se cumplan sus derechos, como cualquier empleado”.
La respuesta del PSG: 440 millones y un golpe directo a su imagen
La posición del PSG es igual de agresiva. El club asegura haber sido víctima de una maniobra que le costó más de 400 millones en pérdidas, entre la salida gratuita del jugador y el supuesto daño reputacional.
Además, el PSG acusa a Mbappé de ocultar durante “casi once meses” su decisión de no renovar, bloqueando cualquier posibilidad de venta. El club insiste en que existía un acuerdo verbal para renunciar a ciertos bonos si decidía irse libre, algo que, según ellos, el jugador “desconoció deliberadamente”.
En un comunicado, el club fue directo:
“El jugador actuó deslealmente. Nunca se nos dio la oportunidad de organizar su transferencia”.
También niegan por completo cualquier trato abusivo y señalan que Mbappé “jugó en más del 94%” de los partidos oficiales de la temporada, recordando que las decisiones deportivas las tomó “un entrenador que ahora es campeón de Champions”.
Un divorcio que ya no es deportivo: es estructural
El trasfondo del conflicto es simple pero profundo:
El PSG perdió gratis al jugador más caro de su historia.
Mbappé sintió que lo castigaron por no renovar.
Y ambas partes quieren que un tribunal valide su versión.
Lo de hoy no es un ajuste de cuentas futbolístico, sino un caso de derecho laboral que puede sentar un precedente para las grandes estrellas del deporte europeo.





