En una semifinal de ida marcada por un primer tiempo flojo y un arbitraje cuestionado, Cruz Azul y Tigres empataron 1–1 en el Estadio Olímpico Universitario, dejando la serie completamente abierta aunque el resultado favorece ligeramente a Tigres por su posición en la tabla.
La primera mitad fue gris, trabada y con muy poco fútbol. Ninguno de los dos equipos logró imponer condiciones y el ritmo fue bajo durante gran parte del tramo inicial. Cruz Azul intentó empujar con centros y balones largos, mientras Tigres buscaba atacar en transiciones, pero las jugadas se diluían rápido. El arbitraje tampoco estuvo a la altura: decisiones tardías y un criterio irregular que terminó desesperando a jugadores y afición.
El segundo tiempo cambió el guion. Tigres fue el primero en encontrar claridad y al minuto 62’ Ángel Correa definió dentro del área para el 0–1, silenciando el Olímpico y obligando a la Máquina a adelantar líneas.
El partido parecía inclinarse para los felinos, hasta que una mano en el área al 72’ derivó en penal para Cruz Azul. Gabriel “El Toro” Fernández lo cobró con potencia al 76’ para el 1–1 que devolvió impulso al cuadro celeste.
A partir del empate, Cruz Azul fue el equipo que más insistió. Buscó el segundo tanto con centros, presión alta y remates de media distancia, consciente de que el empate favorece a Tigres rumbo a la vuelta. Los felinos resistieron bien y administraron el resultado sin conceder demasiado en los últimos minutos.
El 1–1 deja la llave equilibrada, pero con una ligera ventaja para Tigres, que cerrará la serie en el Estadio Universitario. La vuelta en el Volcán promete tensión, ambiente caliente y una semifinal que todavía no tiene dueño.





