Los Minnesota Timberwolves se quedaron con una victoria de esas que levantan al Target Center: 112–107 sobre el Oklahoma City Thunder, con Anthony Edwards encendido en el clutch y una noche que también tuvo drama desde temprano por la expulsión de Chris Finch.
OKC pegó primero y fuerte: cerró el primer cuarto arriba 33–23. Minnesota aguantó el golpe, ajustó la intensidad y, aunque el Thunder todavía mandaba al descanso (51–48), el partido ya estaba en una posesión y con el ambiente creciendo.
Tras el medio tiempo, los Wolves fueron a más. Ganaron energía, defendieron mejor y empujaron el juego hasta dejarlo en el filo al terminar el tercero: 85–83 para Oklahoma City. Y en el cierre, cuando la presión sube y todo se decide en ejecuciones, apareció Edwards: clavó el tiro grande para darle la vuelta y del otro lado firmó la jugada que terminó de marcar la noche con un tapón a Shai Gilgeous-Alexander en el momento caliente.
En números, Anthony Edwards terminó con 26 puntos, 12 rebotes, 3 asistencias, 3 robos y 2 tapones. Lo acompañaron Julius Randle con 19 puntos, 8 rebotes y 5 asistencias, Donte DiVincenzo con 15 puntos (4 triples) y Naz Reid con 15 desde la segunda unidad, mientras Rudy Gobert puso presencia con 15 rebotes.
Del lado del Thunder, Shai Gilgeous-Alexander cargó con el ataque: 35 puntos y 7 asistencias; Jalen Williams aportó 17, Ajay Mitchell 14, Chet Holmgren 14 y Luguentz Dort 11, pero el cierre fue de Minnesota. Y con este triunfo, los Timberwolves mandan un aviso claro: cuando están conectados y Ant aparece en el clutch, este equipo está para cosas grandes.





